Cómo reconocer la depresión posparto

Este trastorno puede presentarse en 20% de las embarazadas hasta los primeros tres meses del nacimiento del bebé.

La depresión posparto es más frecuente en las mujeres que sintieron tristeza o angustia durante el embarazo, pero existen otros factores y síntomas a tener en cuenta para reconocer y afrontar este síndrome.

Qué es la depresión posparto

La depresión es un síndrome o trastorno que se caracteriza por un conjunto de síntomas que se manifiestan juntos, pero no como una simple tristeza, sino que es un estado neuropsicológico en el que se presentan cambios neuronales, sicológicos e, incluso, físicos. Las gestantes son vulnerables a sufrirla en el embarazo, a causa de los cambios físicos, hormonales, emocionales y sicológicos, y en el primer mes desde el nacimiento del bebé, en el cual es frecuente que desarrollen depresión.

Cuáles son los síntomas

Los signos característicos son el ánimo triste constante o la pérdida de experimentar placer o disfrute. Se siente una tristeza permanente, que está la mayor parte del día o de los días, con ausencia del disfrute. Eso se acompaña de otras manifestaciones como aumento o disminución del sueño o el apetito, sentimientos de culpa o muy negativos, problemas de concentración o memoria, alta irritabilidad y pensamientos nocivos sobre sí misma, los demás o el futuro.

Cuáles son los principales factores que pueden desencadenarla

Se puede dar por condiciones físicas como problemas hormonales y consumo de algunas medicinas o sustancias, pero, también, por factores hereditarios (por los que aumenta el riesgo de deprimirse), sicológicos (vulnerabilidad) o sociales (dificultades en la vida y pérdida de un ser querido, por ejemplo).

Otros motivos son si tiene cuarenta años o si sufrió depresión, diabetes gestacional o síntomas ansiosos durante el embarazo. Además, si pasa por eventos estresantes como perder un ser querido, quedarse sin trabajo, tener una relación marital compleja, problemas socioeconómicos o si el embarazo no es deseado.

 

Qué consecuencias genera

Altera, por ejemplo, la calidad del cuidado que la madre le da al recién nacido. Además, a ella le provoca sufrimiento y, en algunos casos, pérdida del sentido de la realidad, lo que se llama psicosis posparto. En el largo plazo, si no hay tratamiento, impacta el desarrollo del bebé porque este se vuelve muy sensible y quizá necesite cuidados fundamentales relacionados con lactancia, afecto y presencia materna.

 

Cómo enfrentarla

Lo primero es quitar el estigma de que la depresión es sinónimo de debilidad. Lo segundo es que creemos que el período posparto es de completa felicidad para una mamá, pero esto no es universal. Las condiciones de vida la pueden haber llevado a un momento de vulnerabilidad, lo que hace que sus expectativas acerca de lo que va a suceder estén viciadas. Esto no hay que verlo como algo antinatural, sino como una situación posible a la que la mayoría de las mujeres está expuesta.

Conocer la situación y la vida de la madre durante el embarazo es fundamental. Se espera que ella disfrute y se acompañe de su bebé durante la lactancia, pero sí parece distante y rechaza este proceso o el cuidado en general, hay que estar alerta. Para ayudarla hay terapias farmacológicas, que se prescriben de manera segura; psicológica, las cuales aportan a la recuperación; y físicas o somáticas, como la estimulación magnética transcraneal o la electroconvulsiva con anestesia, ambas muy efectivas y seguras. Consultar al médico y evitar la automedicación es esencial.

 

Cuándo buscar ayuda

Si la madre o la familia notan un decaimiento persistente en su ánimo, distanciamiento, llanto frecuente o expresión abierta de pensamientos negativos (como no querer estar con el bebé), hay que consultar al psicólogo, psiquiatra u obstetra para una revisión.

 

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