Tras la feroz represión por parte de las fuerzas de seguridad durante la manifestación de hinchas de fútbol y jubilados del pasado miércoles, Patricia Bullrich redobló la apuesta y decidió publicar un video en sus redes sociales, donde se ve la cara de «29 barras bravas violentos» que, según indica la ministra de Seguridad, «atacaron al Congreso y a nuestras Fuerzas con palos, piedras y armas».
Lo cierto es que, lejos de ser víctimas, los agentes de Gendarmería, Prefectura, la Policía Federal y la de la Ciudad fueron quienes provocaron numerosas detenciones sin justificación y sembraron el pánico en una marcha que, hasta entonces, era pacífica.
Además, un efectivo de la Gendarmería disparó un cartucho de gas lacrimógeno directo a la cabeza de Pablo Grillo, el fotoperiodista que aún lucha por su vida en el Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires. Sumado a esto, un oficial de la Federal golpeó y empujó a una jubilada de 87 años, generando todo tipo de rechazo en redes sociales, dado que el video fue uno de los más virales de una nueva jornada negra para el país.
Ante estos hechos, el Gobierno no sólo defendió a las fuerzas de seguridad sino, también, indicó que «Pablo Grillo se encontraba en la zona dispuesta para la represión», según las palabras del jefe de Gabinete de ministros, Guillermo Francos. De esta manera, dejó en claro que la responsabilidad, para la gestión libertaria, parece ser que el fotógrafo se encontraba «en el lugar equivocado», cuando en realidad estaba trabajando.
En este marco de situación, los manifestantes se preparan para una nueva marcha este miércoles, donde no esperan más que lo que la administración actual sabe habilitar: represión.