El Gobierno despejó de ajustes los próximos dos años para poder seguir creciendo e intenta zafar del chantaje de los desembolsos iguales a los vencimientos. La negociación técnica se acerca al final. Se viene una decisión política.
Un sendero sin ajuste para lo que resta de este mandato y meta de déficit cero en el año 2025: esas son las características más sobresalientes del programa económico que presentó el equipo de negociadores argentinos y aceptó el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI), destrabando uno de los aspectos más complejos de la negociación. Falta despejar el factor político de la ecuación, estableciendo un mecanismo de refinanciamiento que no deje al país en riesgo de default permanente ante cada revisión del organismo.
“Ya conseguimos postergar el ajuste por un tiempo: al menos por 2022 y 2023. A partir de ahora hay que trabajar para que no haya ajuste nunca”, le confiaron a El Destape fuentes oficiales al tanto de cada avance y retroceso en las negociaciones.
Aunque el plan original que había presentado el equipo que encabeza Martín Guzmán planteaba un sendero de convergencia fiscal para 2027, dos años después de lo que finalmente se está acordando, en el gobierno confían en que si no se ahoga el crecimiento que registra el país, las metas fiscales pueden alcanzarse a partir del aumento de la recaudación.
Las charlas continúan minuto a minuto: lo que ahora falta es encontrar un mecanismo que permita eludir la precariedad de un esquema de vencimientos mensuales con revisiones constantes que dejaban a la Argentina bajo una espada de Damocles de manera permanente, con riesgo de default constante. “El Gobierno no acepta que los desembolsos sean calzados”, es decir, que el FMI sólo vaya liberando los fondos estrictamente necesarios para saldar cada cuota. La propuesta que el equipo económico puso sobre la mesa es que cada desembolso sea mayor a los vencimientos, para que el proceso, también, ayude a fortalecer las reservas.
El Destape
Por ROBERTO NAVARRO y NICOLÁS LANTOS