La fertilidad, el verano y las vacaciones: ¿Qué hacemos?

Hoy en día, son miles las parejas que acuden al médico para lograr un embarazo que, naturalmente, no se produce. Enterate cómo se pueden aprovechar las vacaciones y sacarle un mayor beneficio.

En verano el estado mental se modifica por descenso en las obligaciones. La química cambia y la tensión se reduce. Este momento de “bienestar” puede servir tanto para empezar un tratamiento, como para elegir descansar. Todo depende de cómo fue el recorrido de la persona o pareja hasta aquí.

Puede ser un buen momento para hacer un tratamiento ya que se deja de lado el estrés que el año laboral tiene. Tener el tiempo más liviano y sin exigencias, le dan lugar a los tratamientos que tienen varias exigencias de por sí. Además, hace tiempo que la manera en que vacacionamos cambió, ya no son tan prolongadas y quizás se reparten entre un fin de semana por aquí y por allá. Esto, y el advenimiento de la telemedicina – potenciado en pandemia-, permite un intercambio continuo y fluido entre médicos y pacientes.

Algunos toman las vacaciones para tener en cuenta las relaciones sexuales, otros planifican y comienzan la estimulación ovárica para que, en el momento de su regreso, estén cerca de la aspiración folicular, si es que el tratamiento planeado es una fertilización in vitro. Mejor todavía si están programando un tratamiento con óvulos donados, en los que el hombre puede dejar su muestra de semen criopreservada para no tener que estar presente el día de la aspiración de la donante.

Además, es oportuno aprovechar el tiempo de descanso para desarrollar actividades relacionadas con la movilización de drogas endógenas producidas por el cuerpo que benefician el buen funcionamiento y el descenso del estrés.

Ahora, ¿qué pasa si la persona o pareja tuvo un año arduo de tratamientos? La mejor decisión es el descanso. ¿Cuál es la explicación para esto? Casi las mismas razones que llevan a que recomendemos realizar actividades complementarias para reducir el estrés y la ansiedad durante el año. Muchas veces, el descanso, las vacaciones, el estar juntos y tranquilos produce un efecto similar: relajación física y mental.

Es por ello que recomendamos que se tomen un descanso de los tratamientos, aprovechen para relajarse y disfrutar y vuelvan con energías renovadas. Las vacaciones pueden ser un espacio de encuentro sin relojes, sin tiempos y esto muchas veces permite aumentar la frecuencia y calidad de las relaciones sexuales con todos los beneficios que implica en cuanto a vascularización de la zona y la consecuente posible mejora del funcionamiento de los órganos reproductivos.

Y si cuando el verano terminó vuelven a ver al médico, podemos encarar un tratamiento con energías renovadas y un estado físico y mental mucho más adecuado. O incluso, y no sería la primera vez, si están dadas las condiciones para un embarazo se produzca naturalmente, tal vez vuelvan con un embarazo incipiente.

Para unos el verano es el tiempo de vacaciones, de desconectarse en las mismas de todo, y para otros es el mejor momento para encarar un tratamiento. Es como todo, lo que a unos le va, a otros no.

 

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