Prendas de ropa que no pasan de moda este 2022

Tendencias hay muchas, pero clásicos indiscutibles que siempre tienen presencia permanente en el armario, pocos. Y (casi) todos están aquí, en esta lista de prendas de ropas que no pasan de moda este 2022.

Una de las preguntas más recurrentes entre los amantes de la moda es la de qué se lleva una temporada, pero esa lista bimensual comparte espacio con la de las prendas de ropa que nunca pasan de moda. Una pequeña contradicción que tiene que ver con el cambio de narrativa que está sucediendo en la industria: ya no solamente nos preocupamos de ver las novedades que presentan las grandes casas y las marcas mastodónticas, sino que nos interesamos por realizar un buen fondo de armario (un armario cápsula, si se prefiere) que sobreviva temporada tras temporada y nos permita salir de la vertiginosa rueda del consumo por impulso.

Dejando de lado las consideraciones éticas, dar con las prendas que nunca pasan de moda e incluirlas en el armario tiene una serie de ventajas prácticas. La primera es el poder realizar inversiones más a largo plazo: quizás el desembolso inicial en esa camisa o ese vestido es superior a la media personal, pero teniendo en cuenta que será la única que se tenga y que no se tendrá que renovar porque aguantará bien el paso del tiempo, el gasto está justificado. Se consigue, además, tener siempre salvavidas estéticos que resuelven el «no sé qué ponerme» y, por si fuera poco, el tiempo dedicado a la construcción de looks puede disminuir dramáticamente: todas estas prendas combinan bien, muy bien, entre sí.

 

UN BLAZER AMPLIO

No demasiado, pero sí lo justo para que tenga una querencia oversize. Las hombreras tienen que estar marcadas y la silueta, no demasiado ajustada: aunque hay tendencias que llevan las líneas hacia un lado u otro, lo mejor es mantenerse en el término medio. En cuanto a colores, los neutros, como en casi todas las piezas que se imaginen, son un seguro al que no habría que renunciar.

Lo bueno de un blazer de este tipo es que, al tratarse de un clásico, suele terminar apareciendo de un modo u otro entre las tendencias de (casi) cada temporada: ha sucedido durante 2021 y seguirá sucediendo en 2022. Al menos, según las propuestas de firmas como Saint Laurent by Anthony Vaccarello, Balenciaga o Jil Sander.

 

UN VESTIDO NEGRO

Su mito es inmortal y su santidad, indiscutible. Y no es solo porque fuese Coco Chanel la primera que publicase un boceto de un little black dress en 1926, ni siquiera porque Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes (1961) se encargase de hacer que medio mundo suspirase por ese Givenchy. No. Es porque se trata de una de las prendas más versátiles que existen y que más y mejor puede expresar el estilo personal: no es lo mismo un vestido negro minimalista, recto y corto que se inspire en los años 90 que uno largo, con escote pronunciado y falda sirena; como tampoco lo es uno midi con aberturas laterales.

En realidad, podría decirse sin margen de error que hay uno perfecto para cada persona. Solo hay que encontrarlo (y hasta coleccionarlos).

 

UNOS VAQUEROS AZULES

Si la leyenda del vestido negro es amplia, la de los vaqueros azules no se queda atrás, aun cuando no ha vivido grandes momentos de popularidad en los últimos años debido a lo poco sostenible que resulta producir unos jeans. Sin embargo, aunque tradicionalmente «terminar un par de vaqueros requiere un promedio de 70 litros de agua, 1,5 kilovatios de energía y 150 gramos de productos químicos«, lo que dado el volumen de producción se traduce en «350 millones de litros cúbicos de agua, 7.500 millones de kilovatios de energía (suficiente para el suministro de la ciudad de Munich durante un año) y 750.000 toneladas de productos químicos al año» (Dana ThomasFashionopolis, 2019), los vaqueros han sido de las primeras prendas que han hecho notoria su renovación en pos de la sostenibilidad. Con eso resuelto, su legado puede continuar, ya que se trata de uno de los pantalones que más ha calado en la indumentaria popular.

Desde su creación a finales del siglo XIX, los vaqueros han ido ganando terreno hasta colarse en cintas como Rebelde sin causa (1955), que hicieron que el look de jeans y camiseta fuese lo más deseado por los jóvenes de aquel momento, que rechazaban la indumentaria formal (y un poco New Look todavía) de sus padres. Consiguieron, en definitiva, condensar el zeitgeist, y han continuado reflejando las distintas etapas sociales y estéticas hasta ahora.

Dar con los perfectos no es sencillo y, por desgracia, no hay fórmula mágica: se trata de prueba y error. Pero cuando se consiguen, es para toda la vida.

 

UNA CAMISA CLARA

Quizás estabas esperando ver el color blanco en la ecuación, pero lo cierto es que no siempre es necesario que sea el tono que tiña las camisas de algodón o popelín. El beis o el amarillo pálido también funcionan, igual que el sempiterno azul, o incluso el azul y blanco en rayas finas: lo importante es que resulte una prenda polivalente a la que se pueda recurrir cuando no se sabe por dónde empezar a construir el look.

 

La hechura dependerá enormemente del gusto de quien la lleve, pero como sucede con el blazer el término medio suele ser un buen punto al que recurrir: ni demasiado estrecha ni demasiado ancha. La única concesión al exceso puede estar en las mangas, ya que pueden doblarse para dar un aire más desenfadado sin que eso afecte al resultado final. De hecho, es un gesto (ese y dejarlas grandes) que suele gustar a las personas que trabajan en moda.

 

UN BOILER SUIT

Al igual que con la ausencia del blanco a la hora de nombrar a la camisa, quizás te sorprenda ver un mono de estas características en la lista, pero lo cierto es que es una prenda que no pasa de moda por derecho propio. Regresan temporada tras temporada, aunque parte de sus coordenadas puedan variar.

Aquí sí es habitual ver que, en ocasiones, los patrones son más ajustados al cuerpo, mientras que en otros años, se vuelven más abiertos y amplios. Lo que no cambian son los colores neutros y con querencia natural que suelen ser protagonistas de los looks, así como unos cortes que se mueven entre la ropa de trabajo y estética de inspiración safari. Una especie de mezcla entre lo utilitario y lo romántico que se traduce en piezas que son muy, muy fáciles de llevar (no hace falta combinarla con nada) y suelen estar adornadas con bolsillos. Y ojo al estilismo de Giovanna Engelbert, actual directora creativa de Swarovski: mezclar una prenda casual con joyas maximalistas puede ser una gran idea.

 

UNA CAZADORA BIKER

He aquí otro mito indiscutible de la historia de la moda. La perfecto de cuero se convirtió en símbolo de libertad a partir de 1950 y aunque ha tenido sus idas y venidas con según qué tribus urbanas, ha terminado colándose en un buen número de armarios que encuentran en su silueta recta y en sus detalles de cremalleras un aliado para restarle importancia a otras prendas más formales o románticas.

El paso del tiempo ha hecho que aparezcan diferentes versiones, pero las que no tienen forros especiales y son un poco cortas, nunca pasan de moda.

 

UNAS SANDALIAS UN POCO UGLY

Así se las ha definido tradicionalmente, pero quienes las aman no encuentran ni rastro de fealdad en ellas (gracias por eso, Phoebe Philo); sí comodidad a raudales y un gran aliado para convertir un look clásico en algo un poco más interesante.

La horma ancha y las tiras gruesas sonarán, y mucho. Tanto, que ya no hay por qué recurrir solo a Birkenstock, marca tótem en materia de ugly daddy sandals, ya que numerosas firmas han querido introducir sus propios modelos, Valentino mediante. Van con todo, pero quedan especialmente bien con otras prendas de esta lista, como demuestra el look de Jo Ellison.

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