No le agarra a todas las personas, pero cuando ataca lo hace al 100% y afecta todos los aspectos de la vida.
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Entre los signos de una adicción al uso de Whatsapp se encuentran la falta de concentración o la imposibilidad de cortar la comunicación. Esto es particularmente evidente cuando la jornada laboral termina y la persona sigue contestando consultas desde el servicio de mensajería.
La adicción a las nuevas tecnologías «no está reconocida como tal», explicó en 2015 Elisardo Becoña, catedrático de Psicología Clínica y director de la Unidad de Tabaquismo y Trastornos Adictivos de la Universidad de Santiago de Compostela, España.
En vez, Becoña se refirió al «uso abusivo» que se le dan a celulares y servicios como Whatsapp y Telegram, que sí terminan por afectar la salud mental y física de una persona. La población más vulnerable es la infantil o adolescente, pero puede atacar a cualquiera porque la tecnología lo que hace es «amplificar las características que tiene».
Por eso «una persona obsesiva o con rasgos obsesivos va a estar mucho más tiempo conectada».